Ir al contenido principal

SÁBADO


Pobre, mi doctorcita. ¡Como lloraba! No quisiera sonar demasiado estricto, pero una “experiencia paranormal” no es un estado distorsionado de conciencia sino una alucinación. Aunque dos o más personas la sufran al unísono. A lo sumo, un caso de trastorno psicótico compartido.




Me dio mucha tristeza cuando trató de armar un relato coherente sobre cómo se le disparó la patología. Un paciente sufría ataques de pánico porque un hermano suyo hablaba con los muertos: un hombre y una niña parlanchina. Las “presencias” se le manifestaban a medianoche. Después de entrevistar a los hermanos, los ingresó y medicó con generosidad. Entonces la niña empezó a hablarle… a Maqui. Invisible para los demás, la acompañaba y le ayudaba a diagnosticar a los pacientes. Durante un año, dijo, fue una “asociación laboral de lo más productiva”. Sin embargo, mi mejor alumna cometió el error de ponerse a discutir con la niña... ¡en una reunión con el director Cuartucci!
Es obvio que acepté supervisarla.

Comentarios